Los que dejan huella III

Suárez es un empresario, pero –sus palabras le delatan y él lo admite– mantiene el alma de ingeniero. Empresario porque, aunque a su entorno le costó entender su decisión, desde que era muy joven quiso crear su propio proyecto. Enseguida se despertó en mí la inquietud por liderar y desarrollar un pro- yecto en torno a mí, quería sentirme dueño de mi propia aventura. Y no por tradición familiar, que no hay ningún antecedente. De hecho, recuerdo que mi madre no entendía muy bien mi decisión. Pero así fue y la verdad es que me convertí en un empresario precoz. Es una de las decisiones que he tomado de las que no me arrepiento. Creo que volvería a hacerlo. No teníamos un proyecto muy definido. Comenzamos en un ámbito muy local, en Galicia. La vida nos empujó a mantener desde los inicios una menta- lidad nacional y hoy ya estamos en dieciséis países. Hay proyectos determinantes en la historia de la compañía, que marcan su evolución, pero lo realmente determinante es mantener una actitud decidida, la de buscar siempre nuevos horizontes. Se te caen cuatro, pero el quinto lo consigues. Esa secuencia de presión, de lograr objetivos, es lo que hace que una empresa crezca. Obviamente, deben ser objetivos razonables, bien pensados y bien planteados y debes disponer de los medios y capacidades suficientes para alcanzarlos. El gran proyecto ferroviario Medina-La Meca ha sido determinante. Pero también lo fue la primera carretera que contratamos con el Ministerio de Fo- mento, la primera depuradora que construimos o la primera obra que hicimos en el exterior, que se hizo en Bulgaria. Lo determinante es la actitud decidida de ir hacia delante. Copasa es una empresa que se dedica a la construcción y a prestar servicios. Ha hecho trazados de vías y carreteras, ha edificado hospitales, Enseguida se despertó en mi la inquietud por desarrollar un proyecto. Ser empresario es una de las decisiones que he tomado de la que no me arrepiento. Creo que volvería a hacerlo. 518 José Luís Suárez Copasa