Los que dejan huella III

Esta historia comienza en el año 1985. Comienza como una aventura personal, de desarrollo profesional, mía y de algún otro compañero. Aquí llegué siendo un joven ingeniero y, hoy, sigo siendo un ingeniero un poco menos joven. José Luís Suárez inició su trayectoria profesional en Galicia, donde hoy se mantiene la sede corporativa, el corazón de Copasa. Sus primeros pasos como profesional los da en esas tierras. Literalmente, andando de traviesa en traviesa. Mi primer proyecto, como ingeniero en Agromán, fue la renovación del ferrocarril entre Orense y Lalín, en el año 1955. Esa obra resultó determinan- te para mí, porque marcó el nacimiento de esta compañía, mi relación con Galicia e, incluso, mi vida personal. En ese momento, hacíamos la renovación de la línea férrea. Me la recorrí muchas veces, siempre a pie. Es muy incómodo, porque tienes que dar pasos de sesenta centímetros, que es lo que separa una traviesa de otra. Y son cin- cuenta kilómetros de recorrido. Había que hacerlo andando, porque así había que ver la obra y, en aquellas fechas, no se podía hacer de otra manera. Treinta años después, volvíamos a montar esa vía, el tramo de alta veloci- dad entre Orense y Santiago de Compostela. José Luís Suárez se enfrenta pensativo a las fotografías digitales que lucen en las paredes de la recepción de Copasa en Madrid. Algunas se tomaron en el transcurso de la obra del AVE Medina-La Meca, uno de los últimos proyectos de alcance global en los que ha participado. Es un reto superado para su empresa, para el consorcio y para la ingeniería española y Suárez se siente particularmente orgulloso de ese éxito. Así lo define, sin aspavientos ni alharacas, pero con convicción, insiste una y otra vez en ello. Ha habido más de un hito como el AVE del Desierto en el pasado de Copasa y Suárez está convencido de que llegarán nuevos e interesantes desafíos. 517 Los que de j an hue l l a I I I

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