Los que dejan huella III

parkings, estadios de fútbol o inmuebles residenciales y ha levantado centrales de tratamiento de aguas o de residuos. Pero si un hecho distin- gue a la empresa que fundó Suárez de otras ingenierías es que es artífice de dos líneas férreas que recorren dos grandes caminos de peregrinación que han marcado la historia del hombre, la de Santiago de Compostela y la de La Meca. La obra Meca-Medina ha sido un reto. Todas las condiciones, climáticas, ambientales, sociales, han sido extremas. Las ambientales tienen mucho que ver con las condiciones naturales de esa zona. Aunque no es un desierto como el de Lawrence de Arabia –que todo el mundo imagina los trenes al lado de las dunas y, con esa fisonomía, ni siquiera podría plantearse una obra de esas características–, sí es una zona desértica. La arena genera unas interferencias muy importantes que hemos tenido que resolver sobre la marcha. Y las temperaturas también han sido extremas, con unas diferencias muy importantes del día a la noche durante el invierno. Hemos llegado a estar a cincuenta grados en la obra. El AVE del desierto recorre 449 kilómetros de doble vía, enlaza las ciudades sagradas de los musulmanes, el desierto con el mar. En su reco- rrido, los ingenieros cavaron trincheras y muros de protección para tratar de defender la infraestructura de las agresiones de un clima extremo y cambiante a lo largo del recorrido. El material es local, pero hubo que importar desde España la mano de obra y levantar la industria auxiliar para extraerlo. Copasa llegó a abrir en territorio saudí cinco canteras de balasto, que hoy siguen trabajando. Durante la obra, sacaban 7.500 tone - ladas de material al día. Nos hemos visto obligados a ser autosuficientes en casi todo, nos he - mos enfrentado a la necesidad de solucionar todo. Allí no hay una industria auxiliar de la construcción, así que tuvimos que abrir canteras para sacar el balasto para la obra y montar las fábricas para construir las traviesas en el desierto. En la punta de obra, todos los profesionales cualificados que había en Arabia Saudí, unos trescientos, eran españoles. También llegó mano de obra procedente de países terceros. Los llevamos allí y han vivido en un campamento correcto, pero austero, con poco margen para el ocio. Desde luego, no era cómodo. A ellos es a los que hay que otorgar el mérito de 519 Los que de j an hue l l a I I I

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