Los que dejan huella III

bajar, como aprendiz, en una de ellas. Después, abrí mi propia joyería en Jerez de los Caballeros y, posteriormente, una segunda en un pueblo cercano, Oliva. Entonces, el sistema era el siguiente: el mayorista compraba a los fabrican- tes y lo vendía a las tiendas. De modo que lo que yo hice fue convertirme en mayorista, porque así podía acceder directamente a la fábrica y, con ello, elimi- naba un intermediario. Eso me permitió ofrecer unos precios más competiti- vos a mis clientes y, a su vez, me dio perspectiva y conocimiento del negocio. Sobre la marcha, fui descubriendo las oportunidades de mejorarlo. Partiendo de mi propia tienda -que mantuve-, comencé a trabajar con un muestrario, piezas físicas, tanto de joyería como de bisutería, que empecé a vender a otros establecimientos de la zona. Más tarde, monté la venta por catálogo. Así nació Cristian Lay. El modelo es tan eficaz que ni la revolución de Internet ha logrado derribarlo. Aunque Leal admite que una de sus prioridades es la venta digital, no parece tener prisa. No renuncia a la legión de intermediarios, clientes-colaboradores que, en todo el mundo, compran sus productos con descuento para venderlos después a sus últimos usuarios. Ése es el secreto, una organización comercial que ahorra costes laborales, burocra- cia y muchos quebraderos de cabeza. Internet es la sustitución, la evolución de la venta directa y por catálogo. Te permite entrar en cada casa en cualquier momento, a través de cualquier apa- rato. Internet es de los ochenta, pero la venta online sigue sin ser significativa en Cristian Lay. Tenemos pendiente dar ese salto, aunque es el campo en el que más nos hemos desarrollado en los últimos cinco años. El futuro de la empresa es la venta digital, pero eso no significa que aban - donemos lo que tenemos. Internet será un canal más. Consideramos que, en la venta de este tipo de productos, el trato humano es más efectivo. Usamos -y seguiremos usando- las redes de intermediarios y la comunicación directa para recibir pedidos y trabajamos directamente con clientes propios. La reconversión tan brutal que ha vivido en España la joyería nos ha afectado, pero, al estar en otros sectores y en distintos países, el impacto es menos tremendo del que pueden haber sufrido otros. Ricardo Leal Cristian Lay 286

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