Los que dejan huella III

Clientes propios que desfilan en grandes pasarelas de moda interna - cionales y llevan a Cristian Lay los bocetos de sus colecciones de ropa para que les diseñe y fabrique una línea de joyería o bisutería acorde con las líneas y colores de temporada. Nombres con prestigio de alta costura y marcas consolidadas que deben su buena imagen al marketing y al buen hacer de la factoría extremeña. De la planta de producción, instalada en Jerez de los Caballeros, salen miles de piezas de joyería anónimas, centenares de alianzas de bodas y otras tantas con firma renombrada. En una pequeña sala, los diseñadores dibujan los bocetos, en otras más grandes se hacen los moldes que, pos- teriormente, en oro, plata u otros metales, se fabricarán artesanalmente o en máquinas y pulirán en cubetas antes de empaquetarse. Metros y metros cuadrados en los que la bisutería va, paulatinamente, ganando espacio a la joyería. El precio del oro se ha multiplicado por cuatro en la última década. No es un producto tan asequible como podía serlo hace ocho años. Es un artículo de lujo y, como tal, la demanda es muy sensible a los precios. Las ventas han decaído mucho. La crisis de 2008 ha sido muy dura, se ha cebado con el sector. Antes, paseabas por la calle y encontrabas una joyería tras otra. Ahora, muchas de ellas se han sustituido por establecimientos en los que, en vez de vender, se compra oro. Prácticamente, se ha cerrado el cincuenta por ciento de la joyería. Se sigue vendiendo, pero no en las mismas cantidades. El oro y las piedras preciosas son bonitas, le gustan a todo el mundo, pero a las personas más jóvenes les cuesta más comprar joyería. Los diseños y las modas cambian, pero, desde la época de los romanos, una perla es una perla, tampoco permite demasiadas modificaciones. Un brillante será toda la vida un brillante. Le puedes hacer la montura con cuatro garras o con siete, puedes poner más o menos brillantes en una pieza, pero, aunque puedes innovar, las alternativas son limitadas. Si acaso, ahora las piezas son más sencillas. Cuan- do se busca algo más elaborado, el cliente se pasa a la plata o a la bisutería, que permiten muchas más modificaciones. Estamos en un mercado de consumo, donde al cliente le gusta cambiar y la bisutería es moda. Aunque los mercados son distintos, ha sustituido en Los que de j an hue l l a I I I 287

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