Los que dejan huella - 20 historias de éxito empresarial - page 186-187

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música clásica y solemne, con una versión que se canta y se baila como rumba
en las celebraciones y fiestas:
Son los sueños imposibles los que tienes que buscar.
No existen las barreras, rivales, ni fronteras.
Trabaja para hacerlo realidad.
La labor de cada día nos impulsa a destacar.
Pon tu corazón en cada decisión y busca la victoria final.
Ayesa lucha, Ayesa vence,
para Ayesa no hay rival,
es la fortuna de su gente, su futuro y su verdad.
Y aunque la meta sea lejana y difícil de alcanzar,
todos unidos por el mundo con Ayesa triunfarás.
En las camisetas de los que van a trabajar fuera, destaca la figura del lince, que
es nuestra mascota corporativa. Su leyenda dice:
AYESA task force
. También
tenemos un
hashtag
en Twitter: #No vayas solo.
¿Y por qué todo esto? Nos ayuda. Hay que pensar que mañana nos llaman de
Senegal y, de la noche a la mañana, debemos enviar a tres personas allí, a Corea
o a donde sea. Todo esto al principio era muy duro, pero hemos ido creando la
cultura del “No vayas solo”, y los resultados han sido muy buenos. En la T4 del
aeropuerto de Barajas, hay un anuncio nuestro con este lema y no es casual.
El eslogan no significa que esa persona viaje acompañada, pero sí guiada y
protegida por la empresa. Por eso, todos los expatriados llevan un manual que
les indica qué taxis tienen que coger, a qué hotel han de ir, quién les espera,
dónde viven sus compañeros, cuáles son los sitios de confianza, dónde pueden
ir o dónde no deben estar, si se ponen enfermos qué tienen que hacer, etc. Todo
ese tipo de cosas se cuidan mucho porque somos una gran familia.
En este contexto hay una anécdota muy significativa: la primera persona
del área de informática que se trasladó a Panamá sufrió un ataque cardiaco al
día siguiente de llegar. Como es lógico se sentía solo, pero a las pocas horas
tenía a su alrededor a 30 personas de Ayesa, como si fueran su familia, lle-
vándole flores, llamando a sus allegados, cuidándolo… Y el chico estaba en la
gloria porque se vio súper protegido. Esta es la cultura que hemos implantado
y creo que es muy importante mantener. Es el espíritu de gente comprometi-
da, como una familia.
El crecimiento de Ayesa no está reñido con la pervivencia de unos valores que
siempre tienden a poner a las personas por encima de la empresa. La cultura de
familia no está reñida con la competitividad para lograr el éxito final.
Ahora se habla mucho de compromiso social pero creo que la responsabilidad
social es una actitud inteligente, no altruista. Necesitas vender conocimiento
y, si el cerebro no es feliz, difícilmente lo puedes vender. Es importante que el
empleado entregado esté por encima de la política de la empresa.
Un ejemplo: años atrás teníamos que entregar un proyecto y necesitába-
mos que la persona encargada trabajara todo el fin de semana para lograrlo.
Pero el responsable llamó por teléfono para decir que su novia había tenido
un accidente y estaba ingresada en la UCI. Sin dudarlo, se le dijo: “Deja el pro-
yecto, vete con ella, y si el cliente no lo entiende, habremos perdido uno que se
merecía perdernos”. El proyectista se fue y el proyecto se entregó el martes en
lugar del lunes. El cliente protestó, pero al final lo entendió.
Eso es poner a la persona por encima de la empresa. Y esa práctica es im-
portante para el bien de la compañía, no solo por simple altruismo. Así Ayesa
cuenta con gente fiel que se entrega cada vez que se necesita.
En nuestra empresa somos gente muy competitiva, y eso es bueno porque
la vida exige lucharla y ganársela día a día. Hay que tener en cuenta que a cada
proyecto se presentan seis o siete empresas de primera línea en el mundo y
para derrotarles, tenemos que ser más baratos que ellos, presentar una oferta
técnica mejor y más brillante y, además, enamorar al cliente.
Cada uno de esos concursos nos lo tomamos como una final del Mundial,
y, cuando ganamos, lo celebramos, estemos donde estemos, como un equipo
orgulloso de su victoria… En esos momentos de euforia todos viven la camiseta
de Ayesa.
Al cabo de un año nosotros nos presentamos a numerosos concursos in-
ternacionales y, de ellos, solo ganamos un 10% ¡Gracias a Dios que ganamos
esa cifra y con ello vivimos! Pero a la vez perdemos el 90%. No podemos des-
moronarnos y desmoralizarnos por cada concurso que perdamos. Estaríamos
llorando todos los días, porque lo habitual es perder concursos. Por eso, los
éxitos hay que celebrarlos. ¡Todos!
En Ayesa se vive una cultura de empresa familiar. La compañía ha creci-
do como un
holding
y en algunas filiales hay participaciones de terceros. Pero
la matriz, Ayesa Corporate, es completamente familiar. Nos regimos por un
JOSÉ LUIS MANZANARES japón | AYESA
LA SUERTE HAY QUE SALIR A BUSCARLA
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