Los que dejan huella I

318 319 farmacéutico, cuyo plan de crecimiento pasa por potenciar la fabricación de ge- néricos destinados al mercado europeo. Además de la flexibilidad para adaptarse a los cambios, en la gestión tam- bién es muy importante tener las ideas claras y saber transmitirlas, crean- do ilusión y unión en el equipo para que todos trabajen, suden la camiseta y golpeen al balón en la misma dirección. En este sentido, la comunicación es fundamental para el liderazgo, y también es básico rodearse de un buen equipo. Los proyectos no los puede hacer una sola persona y menos en estos tiempos, donde todo es muy grande. Yo no paro de aprender. El líder nace, pero también se va formando y los momentos de crisis son buenos… Yo creo que con lo que ahora se está viviendo, de esta crisis saldrán buenos políticos y buenos empresarios. Otro valor muy importante es la sobriedad. Me gusta ser sobrio en todo. Me gusta ir con un coche que no falle, ¡pero no con un cochazo! Yo creo que en España hay personas muy ricas y muy sobrias, por ejemplo, Amancio Ortega, de Inditex, que no le conozco, pero es un empresario que me encanta. No todos son así, hay también muchos empresarios que de sobrios no tienen un pelo y hay sueldos que no comprendo. Por muy inteligente que se sea, es difícil de entender esos sueldazos. Es otra manera de ver la vida. En 2011, la compañía cerró con 550 empleados y facturó casi 127 millones de euros, de los cuales más del 77% provinieron del mercado nacional y el resto del internacional. Algunos piensan que en este sector no hay sitio para las empresas medianas, pero sí lo hay, aunque es obvio que cuanto más grande, mejor, porque tienes más músculo. Sinceramente, es una pena que a la industria farmacéutica no se le haya ayudado más con dinero público porque éramos de los más prepa- rados en España. No teníamos dinero para tirar un cohete e ir a la luna, pero teníamos una tradición farmacéutica, médica y química, muy buena. Tenemos empresas familiares en el sector, pero el problema que ha ha- bido hasta ahora es que somos demasiado iguales y no tiene sentido que un socio con muleta se una a otro cojo que lleva la otra muleta en el mismo bra- zo. Todos hemos hecho más o menos lo mismo en investigación, etc., y ahora estamos pagando las consecuencias. En estos momentos tenemos ofertas en el mercado, pero yo no tengo ten- tación. Yo me quiero morir aquí. Reconozco que quizás mi postura no es vá- lida, porque hay veces que hay que asociarse y crecer. Pero si te asocias, tiene que ser con una buena empresa, equivalente más o menos a la tuya. Si te vas con una multinacional o una empresa más grande, corres el riesgo de que te absorban en cuatro días. Nuestro negocio es familiar y a mí esto me enorgu- llece. Como ya he dicho antes, me parece muy interesante que las empresas tengan cara, ojos y oídos. Por eso estamos buscando empresas, a poder ser familiares, más o menos de nuestro tamaño, para que, juntos, podamos hacer una empresa más grande y seguir luchando con ilusión. JOAN URIACH MARSAL | CORPORACIÓN URIACH LAS EMPRESAS TIENEN QUE TENER CARA, OJOS Y OÍDOS

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