Los que dejan huella III

7 Ejemplos necesarios para las nuevas generaciones Tras leer las 40 entrevistas que recogen esta tercera edición del libro Los que dejan huella, me gustaría compartir dos reflexiones que me han surgido. En primer lugar, siempre me ha sorprendido que en nuestro país tengamos de las tasas de desempleo más elevadas de la eurozona que, por encima de niveles aceptables, se mantiene de forma sostenida en el tiempo, ya sea en momentos boyantes o en periodos de crisis. Sin embargo, sigue habiendo un estado de opinión en la sociedad española que no fomenta ni la imagen de la empresa ni la del empresario. ¿Cómo vamos a resolver los problemas de este país si los jóvenes no aspiran a tomar el relevo de sus predecesores o no se ilusionan con la idea de crear o impulsar proyectos empresariales? Hay quien piensa que el problema del paro o de la desigualdad solo lo soluciona el Estado, cuando en realidad son las empresas y los que deciden impulsarlas los únicos que pueden resolver dicho reto, creando empleo, creando riqueza, financiando al Estado con los impuestos pagados. El pleno empleo es la mejor receta para reducir el reto de la desigualdad. ¿Cómo se entiende entonces que no se reconozca esta labor tan necesaria en nuestra sociedad? Este libro recoge los ejemplos de muchas personas que, con su espíritu emprendedor, su ilusión, su perseverancia y seguramente con sus errores y su voluntad de seguir intentándolo han demostrado a través de su trayectoria que es posible sacar adelante proyectos empresariales. Son ejemplos que, si fuesen más reconocidos y repetidos, ayudarían a solucionar muchos de los problemas que nos preocupan como sociedad. En segundo lugar, destaca el espíritu de empresa familiar que se transmite en las entrevistas, y que viene marcado por el horizonte temporal del proyecto en el que se refleja y la cultura y valores de la familia que lo promueve. Hay muchas formas de propiedad empresarial, todas ellas perfectamente legítimas. Los activistas, por ejemplo, entran en una empresa con una participa- ción minoritaria y presionan al equipo directivo con el objetivo de revalorizar las acciones de la compañía y venderlas a posteriori. Otros, como los private equity,

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